top of page

El primer anuncio es una fotografía en la que están en primer plano los candidatos a presidente y a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, sonrientes, con confianza y comodidad. La imagen remite a una supuesta charla con otras personas que no aparecen en el cuadro. El gancho o epígrafe invita a votar a Mauricio Macri. “Acompañanos con tu voto”. El mensaje de la publicidad  apela a un lenguaje sencillo, sin pretensiones y sin apelar si quiera a un lenguaje estrictamente político.  De este modo se adecua al sitio web en el que se anuncia,  “La Cosa Cine”. Una página web especializada en cine y espectáculos cuyos usuarios visitan en sus momentos de ocio y recreación.

El segundo anuncio publicitario de campaña del mismo espacio político (Cambiemos) interpela a los votantes,  esta vez directamente a los “convencidos” por esa opción electoral, a publicar una imagen en las redes sociales en una fecha y hora determinadas, para generar una “tendencia”. Es una foto del candidato presidencial en primer plano, sonriente, con algunas personas en segundo plano y fuera de foco. Las dos leyendas dicen lo mismo: Yo Cambio, solo que la segunda lleva el signo cardinal, a modo de hastag.  En este caso se puede observar que la publicidad apela al lenguaje de las redes sociales, un nuevo nicho para el proselitismo y quizás uno de los más efectivos de la actualidad. La disciplina del marketing comercial tiene un gran protagonismo en la reformulación del lenguaje proselitista, que al mismo tiempo  tienen mayor impacto en  las nuevas plataformas digitales de comunicación, donde a diferencia de lo que ocurre en los medios audiovisuales tradicionales, son mensajes -unidades de sentido deliberadamente construidas para generar impacto de manera amable, - que corren con la ventaja de poder ser replicados, compartidos,  y hasta modificados. La efectividad de este modo de proselitismo está en la decisión de no correr riesgos con discursos estrictamente políticos, a partir del presupuesto de que la política remite al conflicto, genera rechazo,  agobio, incredulidad y remite además a la decepción. En cambio, apuesta a un discurso primario, emocional, “revolución de la alegría”, aun cuando el emisor sea una alianza de partidos políticos de corte conservador.

 

 

bottom of page